lunes, 6 de junio de 2011

de la sexualidad. segun Humberto Maturana.(extracto esencial del original)

¿Qué es la sexualidad?
La sexualidad no se relaciona sólo con lo genital.  Sin duda surge en el devenir evolutivo de los seres vivos como una modificación del proceso reproductivo que implica la fusión de dos células.  Pero para que esta fusión ocurra tiene que darse alguna simpatía somática que en los animales implica algún grado mayor o menor de aceptación y disfrute de la cercanía y contacto corporal.  En los mamíferos esto es particularmente evidente en el disfrute y gozo del acto sexual que uno puede ver si observa su apareamiento sin prejuicios culturales que lo denigren como obsceno.  Y ese goce es aun más evidente cuando uno observa el cortejo que antecede al apareamiento, y no teme ver el placer que viven los participantes.  Los seres humanos no somos distintos en esto a otros mamíferos, ni hemos sido distintos en nuestro origen.  Muy al contrario.  La neotenia de nuestro linaje ha resultado en que seamos animales para quienes la expansión de la sensualidad, la expansión de la sexualidad y la expansión de la ternura, han configurado los fundamentos del bienestar de la convivencia física y espiritual en la pareja, en la familia, y en la amistad, a través del cuidado por el otro (en la preocupación ética), el disfrute de la belleza (en el gozo estético), y el disfrute de la colaboración en el hacer y en el pensar (en la convivencia social).

Pero, ¿cómo aparece la familia como ese espacio íntimo donde surge y se conserva el vivir humano en el convivir en el lenguajear?
La sexualidad -como interés por el disfrute del contacto corporal y genital entre los miembros ancestrales del linaje que nos dio origen-, debe haber sido de carácter periódico anual para las hembras y de carácter no periódico continuo para los machos, como sucede actualmente con los chimpancés, nuestros parientes evolutivos más cercanos entre los primates. A nosotros los seres humanos nos ocurre algo diferente a los chimpancés, ya que entre nosotros, hombres y mujeres, deseamos y disfrutamos la sexualidad de un modo continuo como un amplio ámbito de gozo y bienestar físico y espiritual, tanto en el contacto corporal general como en la intimidad genital. Y si no tenemos juicios culturales negativos, lo vivimos como un aspecto natural de nuestro ser seres humanos, siempre posible y deseable en el vivir cotidiano.  El modo de ser sexual humano surge en el proceso de expansión de la sexualidad de las hembras ancestrales de nuestro linaje, lo que en mi opinión tiene que haber comenzado a ocurrir hace cerca de cuatro millones de años atrás.

¿Qué pasa con la sexualidad y la procreación?
Con la expansión de la sexualidad de la hembra, la sexualidad genital se separa de hecho de la procreación, ya que en el vivir cotidiano hay muchísimas más ocasiones de sexualidad genital que ocasiones de embarazo.  Esto -junto al hecho de que ocurra como parte de la expansión del ser amoroso de la infancia hacia toda la vida, en el curso evolutivo neoténico a que pertenecemos-, hace que esta expansión de la sexualidad de las hembras ocurra entrelazada con la sensualidad, y la ternura. Así, la sensualidad, la ternura y la sexualidad en conjunto, constituyen los tres pilares fundamentales del placer y de la estabilidad de la convivencia que nos dio origen como seres humanos.

¿Cuándo habría ocurrido esto?
De hecho yo pienso que la familia y lo humano surgen en el devenir evolutivo que nos da origen hace más de tres y medio millones de años atrás cuando, al expandirse la sexualidad de las hembras de nuestro linaje, ellas pasan a ser el centro de unión y estabilidad de la convivencia íntima en grupos pequeños que se conservan en el placer de la cercanía y el disfrute tierno y sensual del contacto corporal.  Esto es: pienso que la familia no surge como un núcleo económico, sino que como una unidad de convivencia en la armonía que trae el convivir en el placer de la sensualidad, la ternura, y la sexualidad en torno a la hembra.

¿Y lo humano cuándo surge?
Al surgir la familia como un espacio íntimo de convivencia amorosa -esto es, en el entrejuego de la sexualidad, la sensualidad, y la ternura-, aparece un ámbito de convivencia pequeño, de entre cinco a ocho individuos (adultos, niños y bebés) en la coordinación de haceres en la colaboración, no en la competencia, que se cierra emocionalmente sobre sí mismo en el placer de ese vivir amoroso. Y es en la intimidad y estabilidad de ese vivir amoroso, que el entrejuego cotidiano de la sexualidad, la sensualidad y la ternura hacen posible, donde surge el lenguaje como un modo de convivir que se conserva de una generación a otra en el convivir de los niños.  Y al surgir la conservación de una generación a otra del convivir en el lenguaje, surge lo humano. Y surge lo humano en un devenir evolutivo en torno a la conservación del amor como la emoción fundamental que guía ese devenir, de modo que desde nuestro origen somos más Homo sapiens amans que Homo sapiens aggressans.

El entrejuego cotidiano de la sexualidad, la sensualidad y la ternura, es tanto el fundamento de la constitución histórica de lo humano como de su conservación en la armonía física, psíquica, y espiritual que el convivir amoroso trae consigo.  Cuando ese entrejuego se pierde nos enfermamos física, psíquica y espiritualmente, y pasamos a vivir dolencias del cuerpo y el alma que sólo desaparecen al restituir la convivencia amorosa en la amistad, la pareja, y la familia.

Dr. Humberto Maturana
Premio Nacional de Ciencias

Basandose en la apreciacion del Dr Maturana y sus conocimientos debe desarrollar una relacion reflexiva entre  la sexualidad , lenguaje y emociones.



No hay comentarios: